"Tu mayor fortaleza, tu mayor amenaza"
Hace unos días experimenté una ansiedad tremenda, estuve continuamente anhelando la llegada de resultados futuros tal y como los quiero, además de que me sentí con una energía muy fuerte que no sabia canalizar.
Después de analizar diferentes cuestiones, llegué a una conclusión que en ocasiones anteriores ya había extraído, pero que no había concientizado: una de las razones a las que se debe, se refiere a que mi ritmo de trabajo ha disminuido en los últimos días; en realidad eso ha sido algo positivo, porque parte de ello tiene que ver con un incremento en mi eficiencia, sin embargo, me he percatado que cuando paso un tiempo considerable sin entregar mis "talentos" al prójimo, comienzo a sentir como si esos atributos que representan una fortaleza, me carcomieran interiormente, es decir, entregarlos continuamente se ha convertido en una necesidad.
Para representarlo mejor, piensa en el agua estancada, el agua es uno de los símbolos de la vida, sin embargo, cuando no fluye, empieza a tener un olor desagradable y puede producir diferentes efectos nocivos para el entorno. Lo mismo he experimentado, cuando siento la necesidad de hacer algo, especialmente algo vinculado con mis fortalezas o talentos, si no actúo o, actúo parcialmente, comienzo a tener efectos nocivos para los demás, me siento muy irritable e impaciente, pensando recurrentemente de manera ególatra, es decir, en lugar de enfocarme en qué entregar, pienso más en qué voy a recibir.
Creo que lo que ocurre es que, cuando entregamos nuestros talentos, es cuando fluye esa naturaleza creativa del ser humano, misma que tiene que ver con el dar; la creación implica que hay un poder en nosotros, que no hay limitantes, sin embargo, al dejar de lado ese poder creativo, nos retraemos y nos volvemos defensivos, por eso es que pensamos más en nosotros desde un tinte negativo, pasamos de una mente creativa sin límites, a una competitiva, que cree que necesita arrebatar, apurarse, presionarse o de lo contrario, no podrá conseguir lo que desea.
Pienso que nuestra divinidad nos pide crear en esta vida, crear para embellecer el entorno, crear para dar más vida a la vida; si detenemos nuestra naturaleza, estaremos corrompiendo la razón de la existencia.
La conclusión a la que llego, es que ambos casos son las caras de una misma moneda, todo depende la consciencia con la que vivamos: o decidimos utilizar los talentos a nuestro favor, otorgándolos a otros, o dejamos nuestro poder de lado, permitiendo un proceso de putrefacción de los mismos y, lo que sería una bendición se convertirá en maldición.